martes, 11 de diciembre de 2012

Ciudadanos de brazos largos

Cada mañana salgo en mi bici hacia la agencia y siempre me hago la misma pregunta ¿cómo sería este mundo si los árboles escucharán lo que decimos?. Mientras recorro 6 kilómetros aproximadamente pienso en eso, porque siempre me acompañan, siempre están ahí, refrescándome y saludándome con sus ramas.

Si nos escucharan serían testigos de grandes ideas, de maravillosos consejos pero también de numerosas mentiras. Podrían ser ¨vigilantes mudos¨ que cuidan lo que decimos, y si lo que decimos no es verdad, ellos con su presencia silenciosa, permanente y firme no lo recordarían todos los días.

Es indudable que cuidaríamos las palabras y como una gran parte de ellas se convierten en realidades, nuestro mundo sería más de verdades que de mentiras.

Si esto fuera así, nuestras ciudades se llenarían de árboles frondosos ya que garantizaría mejores ciudadanos. Menos policias, más árboles. Menos presupuesto, más oxígeno. Sería genial. 

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