martes, 18 de diciembre de 2012

Vivamos un mundo propio, no el que ya nos entregan inventado

Con la bicicleta descubrí que hay otras maneras de vivir y disfrutar la ciudad.

¿Cuál es tu mundo para ser feliz? esa es la pregunta que cada uno debe resolver.

El mundo en el que vivo no tiene ladrones porque soy invisible para la mayoría de las personas. Una persona que anda en bicicleta por la ciudad no es símbolo ni de éxito, ni de dinero, por eso nadie te mira. Soy un árbol más en la acera, pero desde allí, observo y escucho cosas maravillosas como el frío de todas las mañanas, el canto de los pájaros o las conversaciones de aquel que compra buñuelos para llevar a la oficina.

En este mundo no existen semáforos en rojo, porque nunca paro de vivir. Y si en el camino se me cruza uno, aprovecho para mirar lo que pasa a mi alrededor.

Los carros y los buses son parte del juego, y mientras ellos se quedan parados y encerrados en sí mismos, yo sigo hacia adelante porque siempre habrá un espacio por donde pasar.

Quién se puede imaginar que ir al odontológo sea todo un paseo. Así es para mi. Recorro la transversal inferior hasta San Lucas, bajo hacia la Frontera y tomo la avenida El Poblado hasta el Parque de Envigado. Un recorrido que lo disfruto cada vez que tengo una cita. Lo mejor de esos días es que al salir del consultorio paso por una panadería llamada Mc Pevi donde compro pan fresco para llevar a la agencia.

Así es la vida que me inventé y que otros me ayudaron a crear con su ejemplo.

¡Invéntate la tuya!

martes, 11 de diciembre de 2012

Ciudadanos de brazos largos

Cada mañana salgo en mi bici hacia la agencia y siempre me hago la misma pregunta ¿cómo sería este mundo si los árboles escucharán lo que decimos?. Mientras recorro 6 kilómetros aproximadamente pienso en eso, porque siempre me acompañan, siempre están ahí, refrescándome y saludándome con sus ramas.

Si nos escucharan serían testigos de grandes ideas, de maravillosos consejos pero también de numerosas mentiras. Podrían ser ¨vigilantes mudos¨ que cuidan lo que decimos, y si lo que decimos no es verdad, ellos con su presencia silenciosa, permanente y firme no lo recordarían todos los días.

Es indudable que cuidaríamos las palabras y como una gran parte de ellas se convierten en realidades, nuestro mundo sería más de verdades que de mentiras.

Si esto fuera así, nuestras ciudades se llenarían de árboles frondosos ya que garantizaría mejores ciudadanos. Menos policias, más árboles. Menos presupuesto, más oxígeno. Sería genial. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Míster Estresín



¿Quién es Míster Estresín? se preguntarán ustedes, pero qué les puedo decir yo si él toma tantos rasgos diferentes que es casi imposible de explicar. Puede ser gordo, puede ser flaco, en ocasiones puede ser mono y crespo como el “Pibe”, pero en otras puede ser de pelo negro y largo como cualquier cantante de los 80´s.

El Míster no tiene definida su personalidad porque el adopta la personalidad que tiene cada uno para hacerla suya. Así que Don Estresín puede tener mucho de ti.

Se puede decir que este personaje vive en todas las ciudades del mundo y sobre todo en las grandes, esas que están llenas de edificios altototes y donde se refleja el brillo de las grandes empresas y corporaciones. En estas ciudades es donde nuestro Míster sale de paseo con nosotros poniéndose nuestro propio vestido.

Lo más común es que el hombre, se levante con nosotros los lunes, el primer día de la semana, es buenísimo para él madrugar, no sé que le verá pero lo cierto es que es así. Los lunes entonces son en compañía de Míster Estresín, ese día será ese amigo que nunca se calla, estará todo el tiempo acosándonos por el tiempo, por lo que hay que hacer, por lo que no hay que hacer, que el jefe dijo esto, que el proyecto es para mañana, dónde están los cd’s, otra vez la tinta de la impresora, dónde están los taxis en esta ciudad, siempre el semáforo en rojo, pero qué le pasa a la gente hoy que maneja así…ese es nuestro Míster, el inconfundible a pesar de no tener rasgos físicos definidos.

Ahora que ya lo conocen con nombre y apellido, y que saben dónde vive, espero que me ayuden a reclutar un ejército con muchos de ellos, sacarlos de las ciudades y embarcarlos en un transbordador hacia otra galaxia. De esta manera la vida mejorará notablemente, los ciudadanos del mundo tendrán menos accidentes en las calles, su trabajo no será más una tortura, habrá tiempo para conversar con el que vende periódicos, las casas volverán a ser casas para vivir y no hoteles para dormir. Las ciudades no sólo serán espacios para producir, sino también espacios para compartir, donde todos los días, sea un lunes o un domingo, podremos tener un tiempo para respirar y preguntarle a la persona que tenemos al lado, ¿hola cómo estás?.

El complot contra Mister Estresín, es un complot contra la falta de una sonrisa, contra el tiempo y contra todo aquello que nos impide la tranquilidad y la felicidad.

Tienes una misión espero que la aceptes.

Credo Publicitario


En un momento de mi vida quise aventurarme por el camino de la independencia o como se dice más común en el medio “freelance”. Durante esos días y meses estuve pensando en una filosofía de trabajo;  por fin me había llegado el momento de escoger mis propios clientes, de decirle no al que me pedía cambios estúpidos y sin sentido. En ese momento desarrollé mi propio “credo” publicitario y ahora quiero compartirlo en este Blog. Puede resultar algo utópico pero es mi visión de cómo deberían ser las cosas:


Creo en la publicidad que no sólo habla del producto en sí.


Creo en los mensajes positivos.


Creo en la creatividad que no es otra cosa más que pensar y dar soluciones no convencionales.


Quiero creer que no tengo clientes sino amigos.


Creo que mis clientes son expertos en sus productos y negocios, más no en el tema de marca.


Creo que lo más simple es lo más ganador.


Creo en las marcas que hablan como personas y que sienten como personas.


Creo en el impacto social de la publicidad.


Creo que trabajar de día es más productivo que en la noche.


Creo en las ideas con historia y en las historias que emocionan.


Creo en la publicidad pensada con las neuronas del corazón.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Las marcas y la construcción de una sociedad más humana

Hoy en día las marcas son en sí mismas ¨vehículos de comunicación¨ de valores, de estilos de vida y comportamientos que impactan la vida de las personas.



¿Qué nos dicen hoy esas marcas? ¿ a qué nos están invitando?. Algunas respuestas pueden ser: sé más feliz, facilita tu vida, para qué esperar si lo puedes disfrutar hoy, días especiales, días de aniversario, pónle tu sello a la vida, te lo mereces, toma el lado bueno de la vida, crédito fácil para que disfrutes la vida…entre muchas otras, algunas son inventadas en este preciso momento, otras es porque las tengo bien posicionadas en mi cerebro.


Valoro aquellas marcas que nos impulsan a vivir intensamente con sus mensajes, que nos llenan de energía y positivismo para enfrentar los retos de cada día. Y no me gustan aquellas que simplemente están buscando consumidores, no personas, que gasten en ellos el dinero que no tienen a través de sus créditos; este tipo de marcas cuyos anuncios están llenos de GRATIS en bold y negrita, deberían cambiar su estrategia y pensar qué mensajes a partir de lo que venden o hacen, pueden alterar positivamente la vida de todos.



Ya no se trata de vender solamente. Si realmente se quiere crear una marca y que esa marca sea un gran planeta lleno de habitantes dispuestos a dar su vida por ese mundo, es porque de verdad se les ha ayudado a ser más felices, a que la vida sea más tranquila o más divertida según el caso. Vender, sí claro es necesario informar a las personas, pero también es necesario enseñarles a crear mundos más humanos, más justos, más tolerantes, y más solidarios.



Como clientes, como publicistas y como consumidores merecemos vivir en un mundo cada vez mejor…¿estamos haciendo algo por ello?